¿Hasta qué punto tenían razón? Y lo que es más importante, ¿qué es exactamente la "clase B" en el cine?
Las películas de “clase B” surgieron como respuesta de los estudios de Hollywood a la caída de público experimentada tras el crack de 1929. Para maximizar beneficios, las grandes Estudios optaron por ofrecer dos largometrajes por el precio de uno. El plato fuerte sería una lujosa producción de “clase A”; el “relleno”, un barato filme de “clase B”. Nació así una tipología que sería adoptada por los propios estudios y generalizada a través del tiempo. Las películas de “clase B”, usualmente de género (westerns, gángsteres, terror o ciencia-ficción), se caracterizaban por su bajo presupuesto, contar con actores poco conocidos (o viejas glorias en las últimas) y rodarse en muy poco tiempo. Los grandes estudios tenían unidades especializadas en películas de “clase B”, pero también había pequeñas compañías como la Republic o la Monogram que se dedicaban a este tipo de cine.
A pesar de la denominación “clase B”, muchas de las películas que aparecieron por esos tiempos, se convirtieron en clásicos del cine, lanzando a directores y actores a la fama y al éxito. Películas como El último refugio (1940), que catapultó a Humphrey Bogart a la fama, o La mujer pantera (1941) que le dio la entrada a Jaques Tourneur para hacer grandes películas “clase A”.
El cine “clase B” también fue el campo de prueba de muchos directores. El cine “clase B” propició las condiciones para que los cineastas experimentaran y crearan nuevos lenguajes o abordaran temáticas menos comunes.
Tras la caída del sistema de estudios a finales de los años 50, pasó a llamarse “clase B” a toda película de bajo presupuesto, y más tarde se convirtió en sinónimo de cine de baja calidad. Pero, a pesar de sus connotaciones peyorativas, muchas de las cintas de “clase B” que aparecieron en aquella época (La mujer pantera, Yo anduve con un zombi) se convirtieron en clásicos, lanzando a la fama a directores como Jules Dassin, Jacques Tourneur y Anthony Mann. Directores que, trabajando en la más absoluta precariedad, hicieron algunas de las mejores películas de su tiempo.
Como curiosidad, comentar que a finales de la década de los 50, se originó un subgénero del cine “clase B”, el “cine Z”, que tenía un presupuesto aún más miserable y una edición más mala que su antecesor.
Por todo ello, y básandome en lo comentado anteriormente,afirmo pues que efectivamente me gusta y defiendo el cine de "clase B", entre otros muchos géneros. Surgiéndome la siguiente duda... ¿no podría considerarse, a día de hoy, cine de "clase B" a toda la bazofia que se proyecto en los cines, que pese a contar con un presupuesto mucho más abultado, tienen un argumento y un reparto que roza (y sobrepasa) la mediocridad? No, no creo que puedan equipararse ambos típos de films.
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